Alejandro Félix

De Souza

A mis 18 años, cuando estaba en primer año en la licenciatura en Relaciones Internacionales y Comercio Internacional, una tía me comentó que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay había anunciado en los periódicos de la ciudad la convocatoria para participar en el concurso de ingreso a la carrera diplomática del país.

Hasta el día de hoy, soy la persona más joven en aprobar los exámenes para ingresar a la Cancillería uruguaya. Al principio, trabajé en diferentes unidades de la Cancillería y a los 23 años, fui enviado a Japón como Comisionado Comercial.

Durante la mayor parte de la década de 1990 tuve desafíos significativos que forjaron mi carrera profesional, como abrir (tanto desde el punto de vista regulatorio como el comercial) el mercado japonés de arroz, carnes rojas, naranjas, madera, pulpa, miel y textiles.

Esta época no solo fue de gran relevancia en mi vida profesional, también lo fue a nivel cultural y personal. Japón es un país milenario con una cultura muy enriquecedora y fascinante. Durante los 10 años que me acogió el archipiélago japonés, conocí una gran parte de sus costumbres y tradiciones, sus preciosos paisajes tan pintorescos en cada estación del año y sus majestuosos templos y arquitectura.

Me considero una persona con vocación de explicar, enseñar y solucionar situaciones o problemas en múltiples escenarios. Mi trabajo consiste en aportar nuevas perspectivas sobre temas económicos, políticos, científicos y sociales, que le permitan a las organizaciones gestionar la planificación, el desarrollo y la ejecución de acciones para alcanzar un balace neto positivo ante cualquier desafío y oportunidad de crecimiento empresarial.

Este es un encabezado pequeño

Mi entorno familiar está compuesto por mi esposa, mis 3 hijos, familiares y amigos que están dispersos en distintos rincones del mundo. Me considero muy afortunado por dos realidades: la primera es la comprensión y la empatía que tienen mis seres queridos ante mi falta de tiempo libre por la dedicación y empeño que pongo en mi trabajo y la segunda, el haber logrado crear y preservar vínculos que transcienden las fronteras de mi país; desde Uruguay hasta Japón, he construido con familiares y amigos relaciones interpersonales inconmesurables.

Durante la crisis del COVID – 19 pudo dedicar tiempo extra a uno de sus grandes pasatiempos: escribir artículos de opinión y análisis sobre temas científicos, políticos, literarios, culturales y económicos, los que llamó “Alejandrarios”. Su objetivo ha sido estimular el interés de las personas por conocer más sobre hechos del pasado colectivo, pero que guardan una estrecha vinculación con nuestro presente y con nuestro futuro.

Los ‘Alejandrarios’ nacieron en un momento de extrema incertidumbre para las sociedades durante la pandemia, y se convirtieron en una lectura inesperada, novedosa, de tono positivo y motivadora de reflexiones para muchos de mis amigos y contactos.

Los artículos surgieron de mi mayor y más querido pasatiempo: los libros.

Muchos de estos libros aún son parte de mi biblioteca personal y son unpunto de encuentro y reflexión constante. Son realmente la presencia más permanente que he tenido en mi vida, desde que tengo memoria.

Desde muy niño, encontré una gran estima y fascinación por ellos; esto no hubiese sido posible sin el apoyo de mis padres y tíos quienes se dieron a la tarea de obsequiarme una gran cantidad de libros desde una temprana edad. Muchos de estos libros aún son parte de mi biblioteca personal y han sido un punto de encuentro y reflexión constante.

En mi colección destacan algunas primeras ediciones de libros claves para el pensamiento moderno de los últimos quinientos años. Estos tienen la particularidad, en su mayoría, de ser ediciones publicadas en vida o muy cerca de la fecha de fallecimiento de sus autores como: Nicolás Maquiavelo, Charles Darwin, Immanuel Kant, Adam Smith, Charles – Louis de Secondat (Montesquieu), Alexis de Tocqueville, James Watson, Francis Crick, John Maynard Keynes, Mijail Gorbachov, John Kennedy, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Benedetti, entre otros. Estoy muy agradecido a Dios por estar bien acompañado de mi hermosa familia, mis excelentes amigos, y cuando todos ellos están dormidos, entonces ese espacio lo ocupan estos viejos amigos en mi biblioteca que me mantienen la compañía hasta el día siguiente.